domingo, 24 de octubre de 2010

El Disfraz

—Mira, ahí esta. Te dije que no faltaría —comentó un chico con disfraz de depredador, señalando la entrada.
—Cierto, pensé que esta vez no vendría, o que quizá ya estaba aquí, pero con un traje nuevo. —Al contestarle a su amigo, hizo brillar las luces en el pecho de su armadura de de Ironman.
—¿No sabes quien es?
—No ¿Tú sí?
—La verdad es que no. Llevo años viniendo, él siempre asiste. Con su eterno disfraz de hombre achicharrado, pero no tengo idea de quien sea.
—Ni yo y creo que nadie en realidad. Escuché que no es de la ciudad, viene de fueras.
—Si yo viniera de lejos, no usaría un disfraz tan malo... —El chico calló cuando vio que el hombre del que hablaban pasaba a su lado.
Miró al par de chicos y les sonrió. Luego siguió caminando hasta llegar al stand propiedad del organizador del evento.
—Increíble disfraz ¿Cómo hiciste para medir dos metros?
—Estoy sobre unos zancos de metal, que por cierto, están matándome —contestó el organizador, mientras intentaba acomodar una de sus garras—. ¿Mi ojo sigue en su lugar?
—¿Cual de los cinco?
—¿Cinco? Deberían ser siete. Hace una hora se me desprendió uno de los cuernos y el látex esta sacándome ronchas. Te envidio...
—No lo hagas. Excepto hoy, yo debo disfrazarme todo el año —contestó acariciando su rostro lleno de cicatrices.

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