domingo, 9 de octubre de 2011

El último lector de David Toscana


La biblioteca de Icamole se ha quedado sin lectores. Sin embargo, los libros que la habitan se apoderan de la cotidianidad del pueblo que muere de sed y dan la respuesta a una muerte misteriosa. La de una pequeña que aparece inerte dentro de la única reserva de agua que queda: el pozo de Remigio, hijo de Lucio, el bibliotecario. Un verdugo implacable de las malas historias, mismas que entrega sin remordimiento a las cucarachas. Lucio será el encargado de encontrar en los libros la coartada perfecta. Esa que libera al presunto culpable de asesinar a la hermosa niña que, muerta, consigue cautivarlo. Así, la versión que surge de las páginas sobrevivientes se convierte en la única posibilidad. En la opción que permitirá a todos continuar. David Toscana rebasa los límites existentes entre vida y literatura con su habilidad de enlazar narraciones que parecen eternas e infinitas.


El último lector de David Toscana, es una obra de esas que te atrapan apenas leer las primeras paginas.
Lucio, el protagonista de la historia, es el dueño de una biblioteca donde el es el único lector, pues todos están más preocupados por la sequía que asedia al pueblo desde hace meses, los rezos en la iglesia y la veneración a una carta y un sin fin de cosas que consideran más importantes que leer.
El hijo de Lucio encontrara el cadáver de una niña en su pozo, el único que aun tiene agua y acudirá a su padre para tener un testigo de su inocencia en caso de que las cosas se compliquen. Pero Lucio, convencido de que la vida tiene siempre un parangón en las novelas que lee, le dirá que es lo que debe hacer, como también lo hará con los policías que investigan el caso. Toscana aprovecha la trama para darnos lecciones de como debe escribirse, criticando una infinidad de novelas (todas ficticias, acomodadas a las necesidades del autor) donde los lugares comunes, las descripciones innecesarias o la ausencia de las necesarias, los clichés, la moralina y otros tantos defectos son tales, que merecen terminar en el infierno, con la leyenda CENSURADO.
Realismo mágico y humor negro, pero dentro de un estilo muy propio es donde se encuentra El último lector. Una novela llena de momentos increíbles.

Dejo a continuación algunas frases y pasajes que me gustaron bastante

Mire que mencionar la expresión de horror del negro y no ahondar en eso; debió decirme cómo vibraban sus labios rojizos y gruesos y quebrados con hilo de baba, o al menos cómo lucía la luna sobre el blanco de sus ojos. La palabra horror es un engaño del escritor,. Pretende crear tensión inexistente porque es obvio que el negro no va a morir...

Son sandeces de Santín, nadie puede jurar que se trata de la sonrisa del diablo porque nadie lo ha visto sonreír ni no sonreír, es un recurso dramático, inútil...

Imbéciles, dice Lucio, le rezan a dios y los escucha el diablo.

Todos buscan el final feliz, dice, la cara sonriente, romper el destino natural, evitar la tragedia; persiguen lo banal y desabrido, lo ligero y mujeril: se rehúsan a hacer literatura.

No es la primera vez que Lucio tiene una biblia en las manos, ya antes la ha leído y le parece un excelente libro, si sólo se hubiera realizado un mejor trabajo de edición, si no exhibiera excesos del novelista que cobra por palabra.

jueves, 6 de octubre de 2011

LO MEJOR

Federico estaba a punto de entrar a la clínica cuando sonó su teléfono.
—Bueno —contestó de mala gana.
—¿Qué onda carnal? Soy Marco ¿A que hora llegas? Te estamos esperando.
—Es que… —Federico dudó en decir la verdad— estoy ocupado.
—¿Pero cómo? Tenemos toda la semana preparándote tu despedida.
—Sí, y se los agradezco, pero la verdad no creo poder ir.
—¿Por qué? Si este evento es tan importante como tu boda.
—Lo que pasa es que estoy en la clínica...
—¡No mames! Ya te dije que no es necesario que hagas eso. Tú no estas mal, nadie cree que seas un...
—No, Marco, lo he pensado muy bien y es lo mejor.
—Pues como quieras, pero ¿por qué hoy? Mi tío trajo whisky de Europa, dos botellotas, una es para que nos la echemos entre los dos y la otra para ti solito, ¿cómo ves? Déjalo para otro día. Total, si ya lo decidiste, no pasa nada.
—Es que... Bueno, te caigo en media hora.
Federico colgó y caminó a la avenida para tomar un taxi. Mientras esperaba recordó que el whisky era lo que bebía su padre cuando se quedaba en casa. Esas noches siempre terminaban en golpizas. Luego, rememoró el peor episodio de su infancia: Su padre llegó por la madrugada, tropezó y derribó un jarrón. El ruido despertó a Federico, quien pudo escuchar como reñían sus padres. La discusión pasó a los golpes y minutos más tarde, los gritos fueron sustituidos por el llanto de la madre y los pasos torpes y violentos de su papá, dirigiéndose a la recamara de Marcela.

Federico no fue capaz de evitar las lágrimas al recordar el momento en que se animó a salir de su cuarto. La impotencia, el miedo que sintió aquella ocasión se hicieron presentes de nuevo. Tenía solo ocho años, y aunque estaba convencido de que nada hubiera podido hacer para evitar lo que le pasó a su hermana, se culpaba por no haberlo intentarlo.
—¿A dónde, joven?
Federico paró el taxi por mera inercia. Le costó unos segundos reaccionar.
—No, disculpe —dijo apresuradamente, luego se dio la vuelta.
—Yo nunca seré como él, ¡nunca! —decía para sí, una y otra vez, mientras entraba a la clínica donde se haría la vasectomía.


                                                                                      (publicado en Gaceta Río Arriba #2, octubre 2011)

lunes, 3 de octubre de 2011

Reto de los 3o días, día 30: Uno que pueda salvar vidas

Estoy seco, en verdad resultó desgastante esto y no vuelvo a entrar en nada parecido. No se malentienda lo que digo, me gustó, me enteré de libros y autores de los que de otra forma no habría sabido nada, además del montón de anécdotas por parte de gente que ama leer y su relación con los libros. También sirve como un ejercicio de autoconocimiento si se quiere, pero es muy agotador. Está consigna tampoco la cumplo, como dijo alguien más en el reto:
Todo buen libro salva vidas, empezando por la de su autor, que salva la suya llevándola posteridad.

domingo, 2 de octubre de 2011

Reto de los 30 libros, día 29 Uno que se haya robado

Por favor, Virgen santa, dame alguien con quien pueda pecar

Confesión de una religiosa de louvier


Sólo ha sido uno, y más bien fue un rescate. Se encontraba en el librero de una tía. Tenía pocos libros: enciclopedias, libros de escuela y quizá una biblia, además del que menciono. El título me llamó la atención: Erotismo y brujería de Jacques Finné. Trabajaba con un horario quebrado, es decir que salía a comer y regresaba, las distancias no permitían llegar a mi casa así que comía en la suya, luego de comer me sentaba juno al librero y leía un poco antes de irme, hasta que mi tía me dijo que me lo prestaba para que lo leyera en casa. Yo acepté, pero en ese mismo instante supe que me lo quedaría.

 El libro habla justamente de eso, como se mezcla la sexualidad con la brujería, hechizos para conquistar, las bacanales de las misas negras medievales y las razones por las que se hacían (tenía que ver más con un acto de rebeldía que otra cosa) y tiene una sección muy interesante sobre grandes procesos de la inquisición, donde el sexo se mezcla con la brujería, como el de Salem y la historia de Jhon Proctor, tiempo después vi una película y reconocí el nombre de inmediato, los casos de las Ursulinas de Louviers y Loudun, en todas la brujería es usada como pretexto para realizar  venganzas y justificar ciertos actos sexuales no muy bien vistos.

Reto de los 30 libros día 28. Uno que lo haya asustado.

Al momento de escribir esto me encuentro borracho y pongo este link que nada tiene que ver con la consigna:
http://www.youtube.com/watch?v=2-YLXKUSnCQ
como me gusta esa rola

Ya es domingo, pero como aún no me duermo sigue siendo sábado para mí y toca el día 28 uno que lo haya asustado.
 Pues es una antología del señor HP Lovecraft, todos sabemos que tiene muchos defectos, el principal su excesiva adjetivacíon. Pero  el hombre sabía lo que hacía. En la antología que leí, los cuentos de el color que cayó del espacio es el cuento que más se ha acercado a asustarme, porque siendo sincero, nunca he leído algo que me de miedo. hay películas, incluso canciones que me llegaron a asustar, pero libros hasta ahora no