Me
propuse, sin querer, leer cosas con humor. Los cuentos de Saki lo tienen. Un
humor que aunque en ocasiones me hizo recordar los cuentos de Twain, es mucho
más sutil, sutileza que también es característica en los cuentos de horror.
De los
veinte cuentos que contiene el libro, el que mejor impresión me dejo es el
titulado Sredni Vashtar, el cual trata sobre un niño huérfano que esta al
cuidado de una mujer, su prima. Ella sin razón alguna le odia, y tomando como
pretexto proteger la débil salud del pequeño, lo priva de todas las cosas que podrían causarle
cierta felicidad. El niño se refugia en un viejo cobertizo donde viven una
gallina y un hurón. La imaginación del chico hará que convierta al hurón en su
dios, al que le dedica ofrendas y rezos. La sensación que me produjo el desenlace
fue muy similar a la que tuve la primera vez que vi Veneno para las hadas.
El libro,
tan sólo por ese relato me deja satisfecho, pero resalto también: Los chistes
de Arlington Stringman, La disuasión de Tarrington y La penitencia.
Como dato
curioso, un tal Clovis aparece en más de la mitad de los cuentos, casi siempre
siendo sólo un testigo o la persona a la que se le narran los sucesos de la
trama.
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