domingo, 25 de agosto de 2013

Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar








Historia verídica


A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

FIN



Lo anterior es uno de los primeros cuentos que leí en mi vida. Lo hice en el libro de lecturas de cuarto grado. Cuando me lo encontré en las páginas de Historia de cronopios y de famas sentí una nostalgia muy grande y también bastante coraje pues este libro (con sus ejercicios de comprensión de lectura y toda la cosa) ya no se reparte  en las escuelas desde hace mucho tiempo. Creo que el gusto por lectura lo tuve siempre, pero estos fueron por mucho tiempo lo único que tenía a mano para leer (junto al libro vaquero y el sensacional de luchas, que eran baratos y me los podía comprar con las propinas que me daba una vecina por hacerle los mandados) pues no tuve mi primer libro hasta los doce años.



Metiéndonos a fondo con Historias de cronopios y de famas he de decir que de las cuatro partes en que se divide: Manual de instrucciones, ocupaciones raras, material plástico e historias de cronopios y de famas; en definitiva es la última la que contiene los mejores relatos y luego de eso, aunque quizá la mayoría ponga el manual de instrucciones, yo prefiero las ocupaciones raras. Cortázar nunca me decepciona. De lo mejor de esta segunda mitad del año (y de la otra también).



miércoles, 14 de agosto de 2013

El origen del futuro, Nicolás Minelli





Hay en este libro de cuentos misterios logrados con gran concisión. Al leerlos, sin embargo, no se dese despejarlos, averiguar certezas incuestionables. Más bien se aspira a quedar atrapado en ellos, rondarlos y asediarlos con la esperanza de entender así que la vida diaria en verdad se encuentra llena de esos resquicios cautivantes: un traje de astronauta en un eterno viaje sideral; casas y árboles que nos apresan; vacas diminutas que hablan del futuro; parejas de ancianos que alucinan otras dimensiones de la existencia.

La verdad es que a mí sí me habrían gustado un par de certezas en dos o tres de los cuentos de este libro. Por ejemplo de Tamaulipas, que me hace pensar que necesito diez puntos más de CI para comprender la relación entre el título y lo que se dice.
El cuento llamado Batman invade la tierra, a pesar de que habla de mi superhéroe favorito es el que más flojo me pareció de todo el libro.
Por otro lado el relato Estudio con objetos, los trajes espaciales y el cuento Media guerra si me dejan muchas dudas que realmente me da lo mismo que no sean contestadas, pues ambos esta narrados de tal forma que no hacen falta las respuestas para disfrutar sus historias.
Otros cuentos a destacar para mi gusto son: Tres efectos de causa remota, Acacia nigra, Bajar en la isla y Un prodigio de cierta magnitud.

jueves, 1 de agosto de 2013

Nostalgia de la sombra, Eduardo Antonio Parra.





Ramiro Mendoza Elizondo solía ser corrector de estilo en Monterrey. Sin embargo, un buen día mata con sus propias manos a tres asaltantes y, a partir de ese momento, ya no puede detenerse. Renuncia a su vida anterior para entregarse al anonimato de las sombras, los basureros y la prisión. Caminar en medio de esa nostalgia se vuelve un siempre estar en camino, sin nombre, sin un lugar fijo adónde llegar. Y aunque para él no hay nada como matar a un hombre, incluso cuando es contratado exclusivamente para ello, se enfrentará a un encargo que le revivirá su pasado: ¿aceptará la encomienda de su jefe de asesinar por vez primera a una mujer, aunque para ello deba regresar al norte del país? Ramiro Mendoza, «el Chato», se verá obligado a encarar sus fantasmas y a una imperiosa necesidad de reordenar su realidad. ¿Será posible la redención?



Ramiro Mendoza asegura que no hay nada que le guste más que asesinar a un hombre, pero cuando su nuevo cliente, como suele llamar a sus víctimas, es una mujer radicada en Monterrey, lugar que abandonó tras asesinar por primera vez, Ramiro, el chato,  se cuestiona su actual estilo de vida a la vez que los recuerdos del pasado comienzan a acosarlo.
La historia es narrada en tercera y primera persona, entre el presente y el pasado. Los Flashback llegan en desorden, sin respetar una línea de tiempo, así, nos podemos topar con la escena de la noche en que fue asaltado, y en el siguiente con el chato viviendo en un basurero, o en la cárcel para después ver como terminó ahí. , pero a pesar de su estructura (la cual Parra lleva utilizando en algunos de sus cuentos desde hace años) su lectura es sencilla y ágil.
Sobre como el corrector de estilo termina convirtiéndose en asesino, un amigo me comentaba que le parecía bastante inverosímil, opinión con la que no estoy de acuerdo, si bien se trata de un simple asalto, los acontecimientos que suceden antes de que Ramiro estalle, los cuales se van dando a lo largo de varias horas (una cinta de vaqueros, varias cervezas, un viejo chiflado lanzando amenazas, el prota haciendo revisión de lo que ha logrado y dándose cuenta de que no lleva la vida que desea, planeando proyectos, recriminándose su cobardía, etc.) me convencieron.
Las fallas las encuentro en algunos indicios que no llevan a ningún lado, en recuerdos y reflexiones que nada aportan a la historia, sobre todo porque Parra asegura que al sustituir la estructura lineal con esta otra, el autor es capaz de evitar la paja y Nostalgia de la sombra, aunque en poca cantidad, para mi gusto la tiene.