En el estacionamiento del edificio, Pereira intentaba arrancar su automóvil, maldecía su mala racha, que su auto nuevo no quisiera arrancar era lo ultimo que le faltaba. Abrió el cofre para revisar el motor. Cuando lo vio no supo que hacer y se sintió estúpido.
-Lo único que sé hacer es jugar fútbol y ni siquiera lo hago bien –penso.
Cerro el cofre y se sentó en el, aun se sentía molesto y triste por lo sucedido.
El ruido de unos pasos lo sacaron de sus pensamientos. Vio que un hombre se acercaba a él.
-Señor disculpe, mi auto no arranca ¿Podría ayudarme?
Sin decir nada el hombre fue hasta él, lo vio a los ojos, se notaba molesto.
- Eres Ruben Pereira ¿no? – le preguntó.
- Así es señor –contestó el joven, alegre de que alguien lo reconociera.
- Vi el partido en vivo. El de hace dos semanas, donde fallaste el penal. El penal que pudo llevarnos a la final –de pronto sus manos sostenían un arma y apuntaba directo a la cara de Pereira. El hombre siguió hablando –¿Sabes cuantos corazones despedazaste? ¿Cuántos años de espera, de rezos, de sufrimientos, de lagrima he pasado esperando que mi país gane un mundial?
Pereira estaba paralizado, el miedo no lo dejaba ni hablar.
El hombre rompió en llanto –Solo tenias que anotar ese penal y le habrías dado algo de sentido a mi miserable vida.
Un disparo hizo eco en todo el estacionamiento. El cuerpo de Pereira quedo tendido sobre el cofre de su auto ultimo modelo.
esta un tanto chafa, pero lo cuelgo por eso del mundial, el fut me desagrada bastante
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