miércoles, 14 de noviembre de 2012

Ánimas Benditas, Ana María Vázquez



De Ana María Vázquez, ya había leído Pan de muerto, obra de teatro ganadora de un premio en 1991y transformada en cuento el cual no me agradó del todo.
 El protagonista de Pan de muerto es un hombre que trabaja en una funeraria maquillando a los cadáveres. Es necrófilo, y su último trabajo es una hermosa mujer que resulta no estar muerta. La historia arranca mostrándonos el carácter nostálgico  e introvertido del prota. Hay algunos chispazos de humor negro en la primera mitad, pero en la segunda todo se viene abajo, sobretodo por una muy fallida vuelta de tuerca.
De Ánimas benditas escuché un par de buenos comentarios, así que decidí darle la oportunidad.

Si Pan de muerto es mala, Animas benditas lo es más. El personaje principal se parece mucho, tanto en personalidad como en historia, al de Pan de muerto: un pueblerino no muy bueno para relacionarse con la gente, que no termina de adaptarse a la ciudad y que guarda un profundo respeto por su abuela muerta (en la otra es la madre).
La historia es floja desde el principio, (PDM, al menos me arrancó un para de sonrisas),  los momentos en los que el relato intenta tornarse erótico son  bastante fallidos y para el final, la autora se da cuenta que metió la pata en varios detalles y la forma que utiliza para corregirlo es cerrar con el terrible recurso de “todo fue un sueño” y ni hablar de lo mal escrito que está.
No aprendí a la primera, pero seguro que no habrá una tercera vez.

lunes, 5 de noviembre de 2012

El club de la pelea, Chuck Palahniuk

Todos los fines de semana, en sótanos y aparcamientos a lo largo y ancho del país, jóvenes oficinistas se quitan los zapatos y las camisas y pelean entre sí hasta la extenuación. Los lunes regresan a sus despachos, con los ojos amoratados, algún diente de menos y un sentimiento embriagador de omnipotencia. Estas reuniones clandestinas son parte del plan con el que Tyler Durden, aspira a vengarse de una sociedad enferma por el consumismo exacerbado. 








Hace años vi la película y no la recuerdo bien, pero desde que empece a leer el libro tenía en mente un detalle sobre quienes eran el narrador y Tyler Durden, aún así pude disfrutar la lectura de esta novela.
La narración es muy agil y comparándola con el anterior libro que leí de Palahniuk: Pigmeo, el club de la pelea es mucho mejor a pesar de ser muy anterior.


La verdad es que estoy ante otro libro que debí leer en mi adolescencia, cuando la filosofía de Tyler Durden, una mezcla de anarquismo y nihilismo, me habría impresionado mucho más.


El protagonista refleja muy bien esa sensación de opresión que se siente al ser parte de la clase obrera y la necesidad de liberarse, al menos unas horas de ella. Los pequeños desahogos que lleva a cabo en compañía de Tyler Durden, son del tipo de cosas que se hacen los fines de semana para olvidarse un rato de (como bien dice Durden) ese trabajo que no queremos y en el que estamos sólo para poder comprar ese montón de cosas que en realidad no necesitamos.


No voy a decir nada de la trama porque seguramente ya han visto la Película, pero a quien no haya leído el libro, le digo que se está perdiendo de una muy buena novela.