Milton responde a través de una
descripción psicológica de los principales protagonistas del poema:
el diablo, Dios, Adán y Eva, cuyas actitudes acaban por revelar el
mensaje esperanzador que se esconde tras la pérdida del paraíso
original. En el poema, el cielo y el infierno representan estados de
ánimo antes que espacios físicos. La obra comienza en el infierno
(descrito mediante referencias a la permanente insatisfacción y
desesperación de sus habitantes), desde donde Satanás (definido por
el sufrimiento) decide vengarse de Dios de forma indirecta, esto es,
a través de los seres recién creados que viven en una estado de
felicidad permanente.
La edición que llegó a mis manos, en
un intercambio navideño, contiene un prólogo de Joaquín Antonio
Peñalosa (muy conocido en mis tierras) que la verdad, me pareció
bastante tedioso y terminó por aburrirme. Con un inicio así, temí
encontrarme ante una lectura por demás pesada, cosa que ya me
advertía el sólo título de la obra. Pero afortunadamente estaba
equivocado. Cómo no habría de estarlo si es un clásico.
El paraíso perdido narra los
acontecimientos contados en la biblia sobre la rebelión de Satanás,
su derrota, su caída al infierno, su venganza provocando la
mortalidad del hombre, y el castigo de este por haber desobedecido
al creador, pero aderezado con referencias de diferentes
mitologías, metáforas y otras comparaciones que la vuelven muy
interesante.
De entre los personajes presentados en
el libro, es el de Satanás el más logrado, en parte por que su
ideología y motivaciones son las más firmes de todos.
A lo largo de la obra se puede apreciar
como es que el autor no se resistió a usar algunas partes de la
narración como desahogo de sus desgracias personales, en los que
ataca a la iglesia católica y otras ideologías contrarias a la suya
y su opinión sobre las mujeres, debido a su mala suerte con estas,
pero también se encuentra llena de momentos épicos, como el viaje
de Satanás a la Tierra o la batalla entre los ángeles.
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