lunes, 18 de noviembre de 2013

Cantos de Maldoror, Conde de Lautrémont




Todo gira alrededor de Maldoror, joven exacerbado ante la vida y ante Dios, en un ambiente exaltado y violento. Los encantos y algunos poemas en prosa poética aquí contenidos reflejan el decadentismo francés; sus páginas están llenas de vida, dignas de todo interés, contiene confesiones amorosas, un diálogo con el océano (una de las partes más atractivas), describe extrañas y alucinantes visiones de sangre, vampiros arañas, mientras el poeta, transformado en animal marino, cuestiona violentamente a Dios.

Necrofilia, zoofilia y pedofilia  también se encuentran en este libro. Maldoror se describe como un ser más temerario y temido que el mismo Lucifer. Enfrenta  a ángeles cangrejos y a dios convertido en rinoceronte. Tienes sexo con tiburones y niñas muertas, seduce jovencitos para torturarlos hasta la muerte, y muestra un profundo desprecio hacia lo humano tan grande como su respeto al mar.
Pero Los cantos de Maldoror no se trata sólo de violencia y situaciones grotescas, el libro está lleno de pasajes alucinantes, monólogos y diálogos donde se tratan temas como la pérdida de humanidad, la belleza,  lo sagrado, el temor que inspira Dios, el odio, el amor, la muerte y la naturaleza.
A ratos el libro se torna confuso, sus expresiones un tanto pesadas y repetitivas, y en ocasiones da la impresión de no tener orden, pero todo ello obliga a una lectura profunda, después de la cual, si bien es posible que el lector no lo comprenda del todo, seguramente tendrá que admitir que los Cantos de Maldoror posee, dentro de todo su violencia y caos, mucha belleza.

Luego de leerlo y confirmar hace cuantos fue escrito, me pregunto qué diablos hacía yo hace quince años leyendo a tipos estúpidos que se creían los amos de la transgresión, el gore y auténticos poetas malditos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario